Metamodelo del lenguaje
Una herramienta efectiva para la comunicación y el cambio
Actualizado el 19 de enero de 2024
El metamodelo es una herramienta de la Programación Neurolingüística (PNL) que permite analizar y clarificar el lenguaje utilizado por una persona para comprender su estructura de pensamiento y percepción del mundo. El metamodelo se divide en dos partes, el metamodelo 1 y el metamodelo 2, que se enfocan en la identificación y corrección de patrones lingüísticos específicos. A través del uso del metamodelo, es posible acceder a información y significados que han sido omitidos o generalizados en la comunicación de una persona.
¿Qué es el Metamodelo?
El Metamodelo del lenguaje son un conjunto de preguntas cuyo objetivo es ayudarnos a comprender el modelo de mundo (mapa) de cada uno y también a ampliarlo para hacerlo más útil y operativo.
Mapas útiles
En el contexto del Metamodelo de la Programación Neurolingüística (PNL), “mapas útiles” se refiere a las estructuras mentales que utilizamos para representar nuestra experiencia interna y para comunicarnos con los demás.
En otras palabras, un “mapa útil” es una representación interna de la realidad que nos ayuda a entender el mundo que nos rodea y a interactuar con él de manera efectiva. Estos mapas útiles son subjetivos y están basados en nuestras percepciones, experiencias, valores y creencias personales.
Por ejemplo, si dos personas presencian el mismo evento, pueden tener una experiencia y una percepción diferente de lo que ocurrió, porque su mapa útil de la realidad es diferente.
El objetivo del Metamodelo de la PNL es identificar y cuestionar las generalizaciones, distorsiones y omisiones en el lenguaje que utilizamos para comunicar nuestros mapas útiles. Al hacerlo, podemos explorar y expandir nuestra comprensión de la realidad y, en última instancia, mejorar nuestra comunicación y nuestras relaciones interpersonales.
Es importante tener en cuenta que el término “mapa útil” no implica que nuestra representación de la realidad sea objetivamente “verdadera” o “correcta”. Más bien, se refiere a la idea de que nuestras representaciones internas de la realidad pueden ser útiles o no útiles para lograr nuestros objetivos personales y profesionales.
El Metamodelo de la PNL nos ayuda a identificar las limitaciones y distorsiones en nuestros mapas útiles y a expandir nuestra comprensión de la realidad para lograr una comunicación y una comprensión más efectivas.
Estructura superficial vs estructura profunda
En PNL se considera que los hechos o la realidad externa son filtrados por la experiencia interna de cada persona y que, por lo tanto, la forma en que se interpretan y se representan en nuestra mente puede variar de una persona a otra.
La “estructura superficial” es la forma en que expresamos verbalmente nuestra experiencia interna. Es decir, es la forma en que comunicamos a los demás nuestra representación subjetiva de la realidad. Esta estructura superficial está influenciada por nuestra estructura profunda, que es el significado que atribuimos a nuestras experiencias y que puede estar basado en nuestras creencias, valores, experiencias pasadas y otros factores.
Por lo tanto, cuando hablamos con otras personas, estamos compartiendo nuestra estructura superficial y, a través de ella, podemos inferir ciertas cosas sobre su estructura profunda. Por ejemplo, si alguien utiliza un lenguaje lleno de generalizaciones o distorsiones, podemos inferir que su estructura profunda puede estar basada en ciertas creencias o supuestos limitantes.
Una de las principales herramientas del Metamodelo de la PNL es la capacidad de recuperar el proceso a partir de la estructura de superficie que una persona utiliza para expresar su “mapa del mundo” de una situación determinada.
El Metamodelo de la PNL nos proporciona preguntas específicas para recuperar el proceso detrás de la estructura de superficie. Al hacer esto, podemos identificar las generalizaciones, distorsiones y omisiones que pueden estar limitando la comprensión de la situación y, por lo tanto, podemos expandir nuestra comprensión y nuestro “mapa del mundo” de la misma.
En última instancia, el objetivo del Metamodelo de la PNL es ayudarnos a mejorar nuestra comunicación y nuestras relaciones interpersonales, al proporcionarnos una herramienta para identificar y cuestionar los patrones limitantes de lenguaje que pueden estar afectando nuestra comprensión de la realidad.
Estructura de la experiencia
La estructura de la experiencia de una persona se refiere a la manera en que esa persona organiza, procesa y da significado a la información que recibe a través de sus sentidos y de sus experiencias. Es decir, cómo la persona construye su propia realidad subjetiva a partir de la información que recibe del mundo exterior.
En la Programación Neurolingüística (PNL), se considera que la estructura de la experiencia de una persona se compone de tres elementos interrelacionados: los procesos mentales, el lenguaje y el comportamiento. Estos elementos están interconectados de tal manera que lo que una persona piensa, siente y hace están en continua retroalimentación y se influyen mutuamente.
Los procesos mentales se refieren a las formas en que una persona procesa y organiza la información sensorial que recibe. Esto incluye el modo en que la persona construye sus representaciones internas de la realidad (imágenes, sonidos, sensaciones), cómo organiza y relaciona estos elementos, cómo asigna significado a la información y cómo crea su propio modelo del mundo.
El lenguaje es el medio por el cual las personas se comunican y se relacionan con el mundo. El lenguaje refleja la estructura de la experiencia de la persona, y a su vez, afecta a cómo la persona percibe y procesa la información. El lenguaje incluye tanto el lenguaje verbal como el no verbal (gestos, tono de voz, expresiones faciales, postura, etc.).
El comportamiento es la forma en que una persona actúa en el mundo, y está influenciado tanto por los procesos mentales como por el lenguaje. El comportamiento incluye tanto las acciones observables como las respuestas emocionales, y está en constante interacción con el entorno y con los procesos mentales.
Es habitual que, al expresar nuestra experiencia sensorial a través del lenguaje, seleccionemos, simplifiquemos y generalicemos la información que recibimos.
- Seleccionar significa elegir un conjunto de información sensorial para enfocar la atención consciente en ella. Cuando experimentamos el mundo a través de nuestros sentidos, recibimos una gran cantidad de información sensorial en todo momento. Para poder procesar esta información, nuestro cerebro selecciona ciertos aspectos relevantes de la experiencia y los filtra para que puedan ser procesados por nuestra mente consciente. Por lo tanto, seleccionar implica la elección de ciertos detalles o aspectos de la experiencia sensorial y la ignorancia o exclusión de otros.
Por ejemplo, en una fiesta, un invitado puede seleccionar y enfocarse solo en la música que está sonando, ignorando el resto de los sonidos ambientales como la conversación de otras personas, el sonido de los platos y vasos, etc. - Simplificar significa reducir o hacer más sencillo algo que es complejo o difícil de entender. En el contexto del lenguaje, simplificar implica elegir las palabras, frases o conceptos que sean más claros y comprensibles para el receptor de la comunicación. En otras palabras, se trata de expresar la idea de manera más clara y concisa.
Por ejemplo, cuando se describe una película, se puede simplificar la trama diciendo que se trata de una historia de amor entre dos personas que tienen obstáculos para estar juntos, en lugar de dar todos los detalles y subtramas de la película. - Generalizar es un proceso mental que implica tomar una experiencia específica y extenderla a una categoría o concepto más amplio. En otras palabras, generalizar significa extrapolar un patrón o una idea común a partir de un conjunto de experiencias particulares para poder aplicarlo a situaciones similares en el futuro.
Por ejemplo, al describir un restaurante, alguien puede generalizar al decir que “la comida es buena” en lugar de describir cada plato individualmente.
Esto se debe a que nuestra capacidad de procesar información sensorial es mucho mayor que nuestra capacidad de procesar información lingüística, por lo que a menudo tenemos que reducir la complejidad de la experiencia sensorial para poder expresarla con palabras.
El Metamodelo es una herramienta lingüística diseñada para explorar y aclarar la estructura de la experiencia de una persona, permitiendo identificar patrones lingüísticos que puedan indicar omisiones, generalizaciones o distorsiones en su mapa mental.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta simplificación y generalización puede llevar a distorsiones y omisiones en nuestra comunicación, lo que puede generar malentendidos y confusiones. Es por eso que el Metamodelo de PNL nos invita a explorar más a fondo la estructura de la experiencia interna de una persona, para poder identificar y aclarar cualquier distorsión o generalización que pueda estar afectando su comunicación.
En este sentido, el Metamodelo puede ayudar a la persona a tomar conciencia de cómo ha construido su estructura de la experiencia y a examinar las presuposiciones y supuestos que subyacen en ella. Al hacerlo, la persona puede expandir su comprensión del mundo y de sí misma, y eventualmente cambiar su perspectiva y comportamiento de manera más efectiva. Por lo tanto, la relación entre la estructura de la experiencia y el Metamodelo es estrecha, ya que el Metamodelo proporciona un marco para analizar y clarificar la estructura de la experiencia de una persona.
Suposiciones y creencias limitantes
Las suposiciones y las creencias limitantes pueden tener un impacto significativo en la forma en que una persona se comunica y comprende su propia experiencia. Estas suposiciones y creencias pueden ser tanto conscientes como inconscientes y pueden ser aprendidas o adquiridas a lo largo del tiempo.
En el contexto de la Programación Neurolingüística (PNL), se considera que estas suposiciones y creencias limitantes pueden ser una barrera para la comunicación efectiva y para el logro de los objetivos personales y profesionales. Algunas de estas creencias limitantes pueden ser:
- Creer que no se es lo suficientemente bueno o capaz
- Creer que no se merece el éxito o la felicidad
- Creer que no se puede confiar en los demás
- Creer que las cosas nunca cambiarán o mejorarán
- Creer que siempre se tiene la razón o que los demás siempre están equivocados
Estas creencias limitantes pueden ser reforzadas por experiencias negativas pasadas, así como por la influencia de otras personas y de la cultura en la que se vive.
Las suposiciones, por otro lado, son creencias que se aceptan como verdaderas sin haber sido comprobadas o cuestionadas adecuadamente. Estas suposiciones pueden estar basadas en generalizaciones o en estereotipos, y pueden ser la causa de malentendidos y conflictos en la comunicación. Algunas suposiciones comunes son:
- Suponer que se conoce lo que la otra persona piensa o siente
- Suponer que la otra persona sabe lo que uno quiere o necesita
- Suponer que las cosas siempre van a ser de una determinada manera
Para superar estas suposiciones y creencias limitantes, es importante tomar conciencia de ellas y cuestionarlas, preguntándose si son realmente verdaderas y si están siendo útiles para lograr los objetivos personales y profesionales.
La PNL ofrece herramientas y técnicas para identificar y cambiar estas creencias limitantes y suposiciones, y así mejorar la comunicación y la comprensión de la propia experiencia.
Tipos de metamodelo
El metamodelo se divide en dos partes, el metamodelo 1 y el metamodelo 2, que son dos enfoques complementarios utilizados en la Programación Neurolingüística (PNL) para identificar y corregir patrones lingüísticos específicos en el lenguaje de una persona.
Ambos enfoques del metamodelo son útiles para mejorar la comunicación, comprender las experiencias de las personas de manera más precisa y ampliar la perspectiva sobre cualquier situación en la que se esté trabajando.
Metamodelo 1
El metamodelo 1 se centra en la identificación y corrección de patrones lingüísticos que involucran omisiones, generalizaciones y distorsiones en el lenguaje de una persona. Por ejemplo, una persona podría decir “siempre fracaso en todo lo que hago” en lugar de decir “he experimentado algunos fracasos recientemente en algunas áreas de mi vida”. En este caso, el metamodelo 1 se utilizaría para aclarar y especificar las afirmaciones de la persona para obtener una imagen más precisa de su experiencia.
Metamodelo 2
El metamodelo 2 se enfoca en la identificación y corrección de patrones lingüísticos que involucran presuposiciones, juicios y otras formas de lenguaje que limitan la comprensión y la comunicación efectiva. Por ejemplo, una persona podría decir “no puedo creer que alguien tan inteligente como tú pueda ser tan ingenuo”. En este caso, el metamodelo 2 se utilizaría para identificar y desafiar los juicios y presuposiciones que la persona está haciendo y para aclarar y especificar su punto de vista.
Empatía en la aplicación del Metamodelo
Es importante mantener la empatía con la persona cuando se utiliza el metamodelo porque esta herramienta de PNL puede ser vista como una técnica de interrogatorio si no se maneja adecuadamente, lo que puede llevar a una conversación tensa o incómoda. Mantener la empatía significa reconocer que cada persona tiene su propio mapa del mundo, su propia forma de percibir, procesar y comunicar la información, y respetar esta singularidad. También implica escuchar activamente, hacer preguntas claras y no tener una actitud de juicio o crítica hacia la persona. Al mantener la empatía, se establece una conexión respetuosa y genuina con la persona, lo que facilita la exploración de su experiencia y la identificación de posibles patrones limitantes en su pensamiento o comunicación.
Una posible garantía de mantener la empatía durante la aplicación del metamodelo es la utilización de suavizantes lingüísticos.
Los suavizantes lingüísticos son palabras o frases que se utilizan para atenuar o suavizar la intensidad de una afirmación o para expresar una opinión con cierta precaución. Se usan con frecuencia en el lenguaje cotidiano para evitar que la comunicación resulte demasiado directa o abrupta, o para mostrar respeto o consideración hacia el oyente.
Algunos ejemplos de suavizantes lingüísticos son: “quizás”, “tal vez”, “en cierta medida”, “hasta cierto punto”, “parece ser que”, “según creo”, “me parece que”, “creo que”, “en mi opinión”, “en mi parecer”, entre otros.
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