En San Jordi libros y rosas
Celebrando el amor con un fragmento del libro ‘Como te quiero yo’ de Pilar Morales
23 de abril de 2020
San Jordi, día de rosas y libros
San Jordi es día de flores y de palabras: la fiesta más bonita … y, este año, la viviremos diferente: no pasearemos por las paradas de libros y flores y no hablaremos con los autores y pediremos dedicatorias de libros. La viviremos diferente y seguramente la recordaremos siempre. Por ello, queremos contribuir a que sea un buen recuerdo. Por eso te invitamos a ver la presentación del libro “Como te quiero yo” de Pilar Morales que, como habla del amor, siempre es actual. Puedes acceder desde este enlace: video de la presentación
El libro es un canto al amor y la vida. ¡Feliz día de Sant Jordi!
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Como ejemplo, aquí te dejo un fragmento del libro: “Las rosas de San Jordi”
Las rosas de San Jordi
Tu primer San Jordi consciente fue un día muy especial para nosotras.
Como cada mañana, desayunamos, hablamos y nos reímos mientras yo tomaba mi café negro y tú, tu café de agua. Después, fuimos al comedor y nos sentamos en el sofá. Allí, te expliqué que aquel era un día especial y muy bonito porque se regalaba una rosa a las personas que amabas. Te dije que dibujaríamos una rosa muy bonita para que tú se la regalaras a cada persona que querías y, entre las dos, hicimos la lista de personas y nos pasamos buena parte de la mañana dibujando rosas.
Tú eras muy pequeña y aún no sabías pintar rosas, así que yo cogía tu manita y, con nuestras manos juntas, dibujamos y pintamos una rosa para cada persona de la lista y, cuando acabábamos cada una de nuestras obras de arte, tú firmabas “María” guiada por mí.
Cuando acabábamos cada regalo, las dos nos mirábamos satisfechas y comentábamos lo bonita que nos había quedado la flor. Y así, la mesita del salón se fue llenando de rosas rojas, que era tu color preferido. Había rosas para mamá, papá, la tata, el yayo, la yaya, la tía Cristina… Ya casi habíamos terminado cuando tú, muy decidida, tomaste la iniciativa, te hiciste con una de las hojas en blanco que aún quedaban en la mesa, cogiste el color rojo y, muy concentrada, dibujaste una especie de pulga roja en medio de la hoja. Insististe y la pulga se hizo un poco más grande y quedó como una manchita roja que yo todavía no sabía qué era.
Entonces, cambiaste de color e hiciste un “garabato” a un lado de la hoja. Tenías poco más de dos años, María, y ¿sabes qué era lo que estabas haciendo? Te giraste hacia mí, que te miraba intrigada, me diste la hoja y me dijiste, con tu media lengua “Y esta flor tan bonita es para ti, tía”.
¡Habías dibujado una rosa para mí! ¡Aquellas preciosas rayas rojas eran una rosa! Y las rayas negras eran tu nombre… Te di tantos besos que tú reías contenta del efecto que tenía en mí tu dibujo mientras yo te decía que aquella era la rosa más bonita de todo el mundo.
Habíamos pasado la mañana dibujando rosas, la primera rosa la había dibujado yo para ti. El resto las habíamos dibujado juntas y tú, con sólo dos años, te habías dado cuenta de que yo no tenía rosa y la hiciste para mí. Siempre recordaré ese día de San Jordi, tu carita feliz y la pequeña y preciosa rosa que dibujaste para mí.